LA PLAZA DE LAS VIUDAS
Se decía que había un grupo de viudillas entumecidas por los años, que vivían en una casa pintada de gris, en Cádiz casco antiguo. Allí tejían largos camisones de lana para otras personas, que cómo ellas, no hubieran secado aún, la última de sus lágrimas. Todas ellas convivían en un mismo lugar, un gran edificio con largas tuberías a su paso y arriba del todo, un jardín enorme repleto de largas enredaderas de hojas secas y verdes, que cubrían todas y cada una de las paredes y muros de alrededor. Aquellas plantas eran enormes, se temía por su crecimiento, ya que por sus largos tramos enrollados como una serpiente a las tuberías, facilitaban que se pudiera trepar y así vulnerar la seguridad del edificio, donde vivían aquellas raras y complejas ancianas.
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